domingo, 10 de marzo de 2013

La inseguridad de las mujeres en la ciudad

En España, los Alcaldes tienen los instrumentos necesarios para aumentar el sentimiento de inseguridad de los más débiles. Para el urbanismo, a riesgo de no ser políticamente correcto, incluyo a las mujeres dentro del colectivo de personas especialmente sensibles a este problema.  Aceptando que la seguridad no es un dato exclusivamente objetivo, utilizaremos un simple ejemplo. Allí, donde un hombre ve un pasaje subterráneo bajo una carretera importante, una mujer ve un riesgo, un temor, peor aún, un peligro.

 En esta explicación, no hay ningún discurso feminista. Son datos estadísticos los que se han utilizado. El sentimiento de inseguridad y el género están íntimamente ligados. La mujer es, desgraciadamente, más fácilmente atacable en algunos barrios. Esto se debe a la sobrerrepresentación de hombres en la profesión de arquitectos. Gracias a la emancipación de la mujer, esta proporción está cada vez más igualada.


Sin embargo, ¿cómo es posible que los nuevos trabajos de urbanización del territorio continúen en el empecinamiento de lograr espacios urbanos hostiles a las mujeres? La explicación proviene del sistema seguido en la elaboración del proyecto.

La exposición pública de la maqueta final muestra los trabajos futuros. En ese momento, ya no es posible efectuar ningún cambio ya que cualquier modificación tiene un coste, casualmente, siempre al alza. El error proviene del Ayuntamiento. Le corresponde a él seleccionar un adjudicatario redactor del proyecto que incorpore la percepción femenina respecto los trabajos que aumenten la percepción de seguridad en el género femenino. Por supuesto, si esta variable se tiene en cuenta al inicio de la confección de los trabajos, no hay motivo para exigir un sobrecoste económico final.